miércoles, 29 de abril de 2015

Detrás de alguien que arriesga, hay alguien que ama

Cuando no sepas dónde están esos valientes, fíjate en los que dicen sí diciendo no, pues detrás de alguien que renuncia hay una persona que elige, detrás de alguien que elige hay una persona que arriesga y detrás de alguien que arriesga hay una persona enamorada. Donde hay un valiente, hay un amante.

Lo que diferencia a alguien valiente de un “cobarde” es que no se queda parado ante la bifurcación pensando en lo que pierde o en lo que renuncia, sino que ve en ti una victoria y ganancia suficiente como para no tener que mirar atrás. No se echa a un lado pensando que siempre puede venir algo mejor, porque acepta que el mundo es imperfecto, que tú lo eres… que los dos lo sois. Sabe que lo importante no es ni la realidad, ni lo que hay, sino lo que podéis llegar a crear, y para eso no hace falta ser perfectos, hace falta ponerse manos a la obra.

Un persona valiente no está pensando en las chicas o en los chicos que deja escapar, está pensando en ti. Eres su apuesta y su elección, y cualquier otro lugar le parece segunda división.

Nunca verás a un valiente haciendo una lista de pros y contras, porque para ellos el amor no es un mercado ni tú un producto más. Las decisiones racionales las deja para los yogures o las hipotecas, nunca para sus sueños. Nadie se hizo rico apostando en pequeñas cantidades.


Pablo Arribas


martes, 28 de abril de 2015

poema

“Si no te sale ardiendo de dentro, a pesar de todo, no lo hagas.

A no ser que salga espontáneamente de tu corazón y de tu mente y de tu boca y de tus tripas, no lo hagas”.









Charles Bukowski




lunes, 27 de abril de 2015

no se puede disfrutar aquello que no estamos dispuestos a perder

Hagas lo que hagas, entrégate, dalo todo y allá lo(s) demás; exponte sin temor a esas experiencias donde las pasiones arden y los corazones ensanchan; cumple tu parte y no racanees a la vida con una versión de ti más baja de lo que puedes dar, porque son esos pequeños ahorros de entrega los que poco a poco van quitando brillo a nuestra historia y van dejando a nuestro paso un rastro de aventuras deslucidas.

Si te dejas algo en el tintero puede que te evites algún borrón, pero también puede que te pierdas uno de los mejores párrafos de tu historia. 

Mientras que las garantías son los avales de las existencias pobres, darlo todo es el refugio y el consuelo de las vidas excelentes. Es en el coraje de exponerse ante el mundo sin reservas, a sabiendas de que puede no irnos bien, donde la entrega se convierte en el corsé que mantiene las cabezas altas.


Pablo Arribas
http://www.eluniversodelosencillo.com


viernes, 24 de abril de 2015

Fuegos

-El mundo es eso- reveló:
Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás
No hay dos fuegos iguales.
Hay fuegos grandes y fuegos chicos
Y fuegos de todos los colores
Hay gente de fuego sereno,que ni se entera del viento.
Y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman.
Pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear
Y quién se acerca, se enciende.




Eduardo Galeano


martes, 21 de abril de 2015

Ritual paciente y sagrado






Me puse a hacer pan, como suelo hacer cuando estoy nerviosa. Me tranquiliza sobar la masa con firmeza, darle forma, esperar que crezca la hogaza cruda bajo un paño blanco, hornearla hasta que se dore y más tarde servirla aún tibia a los amigos, un ritual paciente y sagrado.







El cuaderno de Maya. Isabel Allende


lunes, 20 de abril de 2015

vivir enamorado

Se llama ganarse la vida a ganar dinero, pero por ganar dinero, muchos se pierden la vida.
El dinero es el gran hipnotizador de nuestro tiempo. Uno de los mayores efectos que produce es hacer creer que aunque no sea nuestro trabajo más deseado, si pagan bien, vale la pena porque mejora la calidad de vida. Pero la calidad de vida no es una TV de plasma más grande o un aperitivo al sol una vez a la semana; la calidad de vida es vivir enamorado cada minuto de lo que haces, es no querer acostarse y despertarse antes que el despertador. La gente apasionada duerme poco.

Otra creencia equivocada es pensar que dedicarse a una pasión no da dinero. Todo lo contrario:la pasión conduce a la maestría, la maestría genera valor y el valor da dinero. Aunque para ello hay que tener algo de paciencia.


Pablo Arribas
www.eluniversodelosencillo.com


viernes, 17 de abril de 2015

anular a una persona

El peor daño que se le hace a una persona es hacerle todo. Quien quiera anular a otro solo tiene que evitarle el esfuerzo, impedirle que trabaje, que proponga, que se enfrente a los problemas (o posibilidades) de cada día, que tenga que resolver dificultades.
Regálele todo: la comida, la diversión y todo lo que pida. Así le evita usar las potencialidades que tiene, sacar recursos que desconoce y desplegar toda su creatividad. Quien vive de lo regalado se anula como persona, se vuelve perezosa, anquilosada y como un estanque de agua que por inactividad pudre el contenido.
Aquellos sistemas que por "amor" o demagogia sistemáticamente le regalan todo a la gente, la vuelven más pobre entre las pobres. Es una de las caras de la misera humana: carecer de iniciativa, desaprovechar los talentos, potencialidades y capacidades con que están dotados casi todos los seres humanos.
Quien ha recibido todo regalado se transforma en un indigente, porque asume la posición de la víctima que sólo se queja. Cree que los demás tienen la obligación de ponerle todo en las manos, y considera una desgracia desarrollarse en un trabajo digno.
Es muy difícil que quien recibe todo regalado, algún día quiera convertirse en alguien útil para sí mismo. Le parece que todos a su alrededor son responsables de hacerle vivir bien, y cuando esa "ayuda" no llega, culpa a los demás de su "desgracia" (no por anularlo como persona, sino por no volverle a dar). Sólo los sistemas más despóticos impiden que los seres humanos desarrollen toda su potencialidad para vivir. Creen estar haciendo bonito, pero en definitiva están usando un arma para anular a las personas (No quiere decir que la caridad de una ayuda temporaria no sea necesaria en tiempos especiales).


Ana Cristina Aristizábal Uribe



jueves, 16 de abril de 2015

un mes

Cuando llegué a mi casa esa noche, mientras que mi esposa me servía la cena, le agarre la mano y le dije: ”tengo algo que decirte”. Ella se sentó y comió callada. La observé y vi el dolor en sus ojos. De pronto no sabía cómo abrir mi boca, pero tenía que decirle lo que estaba pensando: “quiero el divorcio”. Ella no parecía estar disgustada por mis palabras y me preguntó suavemente: ¿por qué?, ¿tú no eres un hombre?
Esa noche no hablamos, y ella lloraba. Ella quería saber qué estaba pasando con nuestro matrimonio, pero no pude contestarle. Sucedió que ella había perdido mi corazón, y lo tenía otra mujer llamada Juana. Ya no amaba a mi esposa, solamente le tenía lástima. Con un gran sentido de culpabilidad, escribí un acuerdo de divorcio y en este acuerdo ella se quedaba con la casa, el auto y el 30% de nuestro negocio. Ella miró el acuerdo y lo rompió a pedazos.
Ella pasó 10 años de su vida conmigo y ahora éramos como extraños. Yo le tenía lástima, por todo el tiempo perdido, su energía no era la misma pero ya no podía cambiar. Yo amaba a Juana. De pronto empezó a gritar y a llorar como para desahogarse. La idea del divorcio ahora era más clara para mí.
El próximo día llegué a casa y la encontré escribiendo en la mesa. No cené y me fui a dormir, estaba muy cansado de haber pasado el día con Juana. Cuando desperté, todavía estaba mi esposa escribiendo en la mesa. No me importó, me viré y seguí durmiendo. Por la mañana mi esposa me presentó sus condiciones para el divorcio: no quería nada de mí, pero necesitaba un mes de aviso antes del divorcio. Me pedía que por un mes, tendríamos que vivir como si nada y llevarnos normal. Su razón era simple, nuestro hijo tenía todo ese mes de exámenes y no quería molestarlo con nuestro matrimonio quebrantado. Yo estuve de acuerdo, pero ella tenía otra petición: que me acordara cuando yo la cargué a nuestro cuarto el día que nos casamos. Me pidió que por ese mes, todo los días la cargara del cuarto hasta la puerta de salida de la casa.
Pensé que se estaba volviendo loca, pero para que la fiesta fuera en paz acepte. Le conté a Juana lo que mi esposa me pidió y Juana se reía en vos alta, dijo que era absurda esa petición, que no importaba qué truco mi esposa usara, tendría que darle la cara al divorcio.
Mi esposa y yo no teníamos contacto físico desde que expresé mis intenciones de divorcio, así que cuando la cargué el primer día hasta la puerta del frente, los dos nos sentimos mal. Nuestro hijo caminaba detrás aplaudiéndonos y diciendo: ¡papá está cargando a mami es sus brazos! Sus palabras me dieron mucho dolor. Caminé los 10 metros con mi esposa en brazos. Ella cerró los ojos y me dijo en voz baja: no le digas a nuestro hijo del divorcio. Le señalé con la cabeza un poco disgustado, la bajé cuando llegue a la puerta y se fue a esperar el transporte para ir al trabajo.
Yo manejé sólo al trabajo. El segundo día, los dos estábamos más relajados. Ella se apoyó a mi pecho, pude sentir la fragancia de su blusa. Me di cuenta que hacía tiempo que no la miraba detenidamente. Me di cuenta que ya no era tan joven, tenía algunas arrugas, algunas canas… era notable el daño de nuestro matrimonio. Por un momento pensé y me pregunte: ¿qué fue lo que le hice?
El cuarto día que la cargué, sentí que la intimidad estaba regresando entre ambos. Esta era la mujer que me dio 10 años de su vida. En el quinto y sexto día, seguía creciendo nuestra intimidad. No le dije nada a Juana al respecto. Cada día era más fácil cargar a mi esposa y el mes se iba corriendo. Pensé que me estaba acostumbrando a cargarla y por eso era menos notable cargar el peso de su cuerpo.
Una mañana, ella estaba viendo qué ponerse. Se había probado muchos vestidos, pero no le servían. Quejándose dijo: mis vestidos se han puesto grandes. Fue ahí que me di cuenta que estaba muy delgada, y esa era la razón por cual yo no sentía su peso al cargarla. De pronto me di cuenta que le había enterrado mucho dolor y amargura. Sin darme cuenta, le toque el cabello. Nuestro hijo entró al cuarto y dijo: ¡papá, llegó el momento de que cargues a mamá hasta la puerta!
Para mi hijo, ver a su padre día tras día cargar a su mamá hasta la puerta, se había convertido en una parte esencial de su vida. Mi esposa lo abrazó, yo viré mi cara. Sentí temor de que cambiara mi forma de pensar sobre el divorcio. Ya cargar a mi esposa en mis brazos hasta la puerta, se sentía igual que el primer día de nuestra boda. Ella acariciaba mi cuello suave y naturalmente. Yo la abrazaba fuerte, igual que nuestra noche de bodas. La abracé y no me moví, pero la sentí tan livianita y delgada que me dio tristeza. El último día igual la abracé y no quería moverme, le dije que  no me di cuenta que ya no teníamos intimidad. Mi hijo estaba para la escuela. Manejé para la oficina,
Salí del carro sin cerrar la puerta, subí la escalera, Juana me abrió la puerta, y le dije: discúlpame, lo siento, no quiero divorciarme de mi esposa. Juana me miró y me preguntó si yo tenía fiebre. Yo le dije: mi esposa y yo nos amamos, era que entramos en rutina y estábamos aburridos. No valoramos los detalles de nuestra vida desde que empecé a cargarla del cuarto a la puerta. Me di cuenta que debo cargarla por el resto de nuestras vidas, hasta la muerte.  Juana empezó a llorar, me dio una bofetada y cerró la puerta. Baje las escaleras, me monte en el auto y llegué a la florería. Le compré flores a mi esposa.
La joven en la florería me preguntó: ¿qué le escribo en la tarjeta? Le dije que pusiera: te cargaré todas las mañanas, hasta que la muerte nos separe. Llegué a mi casa con flores en las manos y una sonrisa, corrí y subí las escaleras; cuando entré… encontré a mi esposa muerta.
Mi esposa estaba batallando contra el cáncer, y yo estaba tan ocupado con Juana, que no me di cuenta. Mi esposa sabía que se estaba muriendo y por eso me pidió un mes de aviso antes del divorcio, para que a nuestro hijo no le quedara un mal recuerdo de divorcio, para que no tuviera una reacción negativa. Por lo menos le quedaría a mi hijo en los ojos, el recuerdo de que su padre era un esposo que amaba a su esposa.
Estos pequeños detalles son lo que importa en una relación, no la casa, el auto, el dinero en el banco. Todo lo anterior solo crea un ambiente que crees te llevará a la felicidad, pero en realidad… no es así.
Trata de mantener tu matrimonio feliz, comparte esta historia en tu muro, quizás estés salvando un matrimonio. Todas las historias de fracaso son iguales, se dan por vencidos cuando están al punto de entrar en éxito. No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos…

Anónimo.-


jueves, 9 de abril de 2015

Las sábanas de la vecina

¡Qué sábanas tan sucias cuelga la vecina en el tendedero...! - le comentó una mujer a su marido -. Quizás necesita un jabón nuevo... ¡Ojalá pudiera ayudarla a lavar las sábanas!
El marido la miró sin decir palabra alguna.

Cada dos o tres días la mujer repetía su discurso, viendo a través de la ventana, cómo tendía la ropa la vecina.

Al mes, la mujer se sorprendió al ver a la vecina tender las sábanas blancas, como nuevas, inmaculadas, y le dijo a su marido - ¡Mirá, al fin aprendió a lavar la ropa! ¿Le habrá enseñado la otra vecina? -. El marido le respondió - No, esta mañana me levanté más temprano y lavé los vidrios de nuestra ventana... -.

A veces criticamos algo que desconocemos, sin pensar que quizás, los que estamos mal somos nosotros. Todo está en el color del cristal a través del que se mire...


Anónimo-.



miércoles, 8 de abril de 2015

más interesante que la normalidad

"... me dijo que la adrenalina es adictiva, uno se acostumbra a vivir en ascuas, no se puede prescindir del melodrama, que a fin de cuentas es más interesante que la normalidad. Agregó que a mi edad nadie quiere paz de espíritu, estoy en la edad de la aventura..."



El cuaderno de Maya. Isabel Allende



lunes, 6 de abril de 2015

Permiso, Gracias, Perdón

Tres palabras clave para vivir en paz y alegría



"Cuando en una familia no se es entrometido y se pide permiso, cuando en una familia no se es egoísta y se aprende a decir gracias y cuando en una familia uno se da cuenta de que ha hecho algo malo y sabe pedir perdón,
 ¡en esa familia hay paz y alegría!"


Papa Francisco